Animales en los cuentos : fábulas, crítica social y lastre simbólico
11 de agosto de 2022

Quien trata de investigar los orígenes del mundo animal, penetra en el país de los cuentos de hadas “

Richard Lewinsohn

Quizá no es la frase más adecuada para el post que os traigo esta semana, pero me ayudó a comenzarlo. Tenía claro que quería traer al blog algún tema que relacionara los animales con el mundo de los cuentos. Desde pequeña me han acompañado tanto libros como animales. Si los libros eran de animales, era la niña más feliz del mundo. Obviamente, en esa tierna época poco o nada me cuestionaba yo sobre lo que había detrás. ¿Realmente esas historias los retrataban? ¿Desde cuando aparecían en los cuentos? ¿Tenían alguna influencia sobre mi ?

Si pensamos en literatura y animales , el género por antonomasia es la fábula y si hay algo innegable en ella, es su antigüedad. Sus raíces son mucho más profundas de lo que parece ( y no es de extrañar, teniendo en cuenta nuestra fascinación innata por el mundo animal). A pesar de que es en Grecia donde el género adquiere mayor importancia, su origen es anterior. Ya en India, Egipto o Mesopotamia existen motivos animales influidos por la tradición sumeria, babilónica y asiria que posteriormente reinterpretan los griegos.

En la Antigüedad no existe un vocablo para fábula. Los términos aínos, lógos y mythos se aplican indistintamente a este género, que ni siquiera lo definen como género. Incluso hoy en día, es complicado establecer los criterios que la definen. Aristóteles llama fábula o mitos al propio argumento de la obra. Si recurrimos a la etimología , fabulare proviene del termino hablar. Siempre que hablamos, fabulamos. Algunos afirman que se trata de una composición literaria vinculada a las supersticiones, tradiciones o creencias ; mitos integrados en la vida cotidiana que expresan actitudes ante la vida mediante personajes o metáforas.

La fábula se desarrolla en una doble vertiente. Por un lado, la fábula popular ( anónima, de transmisión oral) y por otro, la fábula literaria ( con autor e intención determinada) . La tradición oral se manifiesta en los cuentos populares y el tipo literario encuentra en cada época nuevos autores que reformulan a los anteriores. De esta forma, adquiere su estructura e identidad propia : narración breve, de carácter didáctico-moral, protagonizada por animales. Nace como instrumento de difusión de ejemplos morales y crítica de conductas humanas. Su intención docente es clara: el lenguaje pedagógico la convierten en un género de gran valor educativo que entretiene y en ocasiones divierte.

Con un realismo irónico y apoyándose en una ficción, invitan al lector a reflexionar y a identificarse con los personajes y hechos que aparecen. De ella se desprende una enseñanza o moraleja de validez universal donde los animales y elementos inanimados encarnan vicios y virtudes propios de los hombres a los que van dirigidas. También es un vehículo propagandístico de ideas , valiéndose de un escenario verosímil. La fábula va dirigida al débil, a las clases sociales más castigadas. En cierto modo aporta consejos para que el hombre pueda sobrevivir.

Algunos autores defienden que la ética no es elemento definitorio y que la presencia de moraleja no significa que el objetivo principal sea el fin moral. El espíritu de las fábulas no siempre estimula una conducta edificante. El fabulista no da normas de conducta, más bien hace que el lector reflexione.

En el Medievo, a los animales se les asocia símbolos religiosos con el fin de difundir la enseñanza cristiana. A menudo representan a cristo o al diablo, en función de las cualidades que se les otorgue. Protagonizan los Bestiarios: tratados zoológicos que pretenden describir la fauna conocida ( real y mitológica) y que al igual que la fábula, son utilizados para transmitir lecciones morales. Según el simbolismo medieval todo lo que ocurre en el mundo visible, tiene su equivalente en el místico, de ahí su riqueza simbólica. Los animales son utilizados en diferentes ámbitos con el fin de simbolizar otra cosa.

Desde el punto de vista religioso, ilustran conceptos católicos para dar ejemplo. Por otro lado, se equiparan a los hombres y se personifica en ellos vicios, virtudes y pecados. Se debaten cuestiones políticas, de justicia social, aunque no siempre se persigue una finalidad moralizante. Algunos autores buscan el ataque, la crítica y la sátira de costumbres o de personas como eclesiásticos o nobles. También son utilizados por trovadores y poetas como representantes del amor cortés y para definir la “naturaleza pecaminosa” de la mujer. Entre los siglos XII y XIII parodian el género de la épica y la novela con “Roman de Renart”, un conjunto de poemas ambientados en una sociedad animal que imita a la humana. 

“Roman de Renart” 1174

Está de moda lo “exótico”, los relatos de viajes a tierras lejanas que contagian al lector la atracción por lo desconocido. Especialmente durante la Edad Media, todo tipo de predicadores, viajeros, poetas o trovadores acuden a los animales para ilustrar su contenido, otorgándoles símbolos y tópicos de los que les costará desprenderse.

                 En el siglo XVIII en España, contamos con dos fabulistas importantes : Félix María Samaniego y su coetáneo Tomás de Iriarte. Aunque cada uno tiene su propio estilo, los temas lo heredan de fabulistas anteriores como el griego Esopo. Con Charles Perrault a finales del siglo XVII nace lo que se conoce como “literatura infantil” con su obra “Los Cuentos de Mamá Ganso”, una recopilación de ocho cuentos donde aparecen animales protagonistas:  “El Gato con Botas” o “Caperucita Roja”.  También aparecen en los cuentos de Los Hermanos Grimm : “El príncipe rana”, de Hans Christian Andersen : “El patito feo” o Lewis Carroll y su entrañable: “Alicia en el País de las Maravillas”. La cantidad de obras que cuentan con protagonistas animales son innumerables.

“Gato con botas” ( Le chat botté) Ilustración de Gustave Doré 1867 

” El patito feo” ( “Ugly Duckling” ) Ilustración de Vilhelm Pedersen 1843

Si analizamos la historia de la literatura infantil veremos que gran parte de los personajes son animales. Viene bien recordar que lo que hoy se considera infantil podría no haberlo sido originalmente, como el caso de la fábula. Su tono parece el adecuado para los niños, entre quienes ha tenido mayor éxito. Es breve, sencilla, los personajes suelen ser animales en un mundo de fantasía donde las sentencias morales encuadran en el carácter dogmático de la educación. Pero muy pocos autores han escrito sus fábulas específicamente para ellos, pues también refleja una sociedad descontenta, desigual y en crisis. El entorno real es el marco al que se aplica la fábula de un modo alegórico.

                 El camino que lleva la representación literaria de los animales hasta el conocimiento del propio animal es largo. Primero se consideran símbolos que se convierten en tópicos difíciles de superar. Aunque algunos autores dan los primeros pasos, como Montaigne que se pregunta por las motivaciones de su gata o Cervantes que en su “Coloquio de los perros” adopta el punto de vista de los canes. Es interesante observar cómo el animal como tópico y metáfora evoluciona a medida que lo hace la ética animal.

Con el tiempo se intenta conocer al animal en su animalidad. Podemos pensar que el mejor acercamiento consiste en darles voz, pero el género que opta por esta estrategia, la fábula, no persigue tal objetivo. En la fábula es la voz humana la que resuena, no busca reconocer a los animales. Sin embargo, aumenta el interés y la sensibilidad por el mundo natural y fomenta la imaginación y la empatía medioambiental desde muy temprana edad. La presencia de animales en la literatura puede ser una gran estrategia para crear lazos afectivos con ellos, especialmente en sociedades menos vinculadas al medio natural.

Podemos concluir que, a pesar de que con frecuencia la tradición literaria ha reducido a los animales a tópicos repetidos en el tiempo, es la misma representación literaria la que consigue despertar interés por el mundo natural difícilmente accesible de otro modo. Además, la creciente sensibilización por los derechos de los animales y el auge de movimientos ecologistas, pronostica un futuro libre de cargas simbólicas donde los animales pueden ser ellos mismos.

Bibliografía

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Sastrías, M. (1997). Los animales, habitantes de la literatura infantil. S. Millán and S. Gojman de Millán (Eds.), Los animales, personales en el mundo de los niños.(= colección diálogos 2), México 1997, pp. 115-124.

Zabalegui, M. G., & Sáez, G. L. (1998). Valor literario-pedagógico de la fábula. Estudio comparativo de Leonardo da Vinci y Félix María Samaniego. Revista complutense de educación9(2), 327

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