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Ostara y sus animales: una historia de Pascua y Primavera
Tenía en mente traer este post para Ostara pero decidí esperar a Pascua. Aquí...
En este post te traemos esta historia sobre los cuervos de la torre de Londres .
La Torre de Londres es un castillo histórico formado por varios edificios. Al noroeste, está separada de la ciudad por una elevación conocida como Tower Hill o Colina de la Torre. Su construcción la inició Guillermo el Conquistador en 1078 pero no es hasta el siglo XIII cuando adquiere su disposición actual.
A lo largo de los años ha tenido diferentes usos : lugar de ejecuciones, almacén de armas, casa de fieras o custodio de las Joyas de la Corona. Sin duda su variopinta historia la ha convertido en uno de los reclamos turísticos más importantes de la ciudad.
Los guardianes de la Torre son los Yeoman Warders, ex miembros de las Fuerzas Armadas que para aspirar al puesto necesitan haber servido al menos durante dos décadas y contar con un brillante expediente. Dentro de esta élite británica, existe un puesto especializado en el cuidado y mantenimiento de los córvidos que a menudo rivalizan en protagonismo con la sólida estructura. Se le conoce con el nombre de Ravenmaster y su trabajo consiste en mantenerlos en perfecto estado de salud. Es un hecho poco conocido que por decreto real , seis cuervos tengan este peculiar monumento como hogar. Incluso cuenta la leyenda que si alguna vez lo abandonan , Inglaterra y la monarquía caerán.
Responder a estas preguntas no es fácil, especialmente cuando varias versiones tratan de esclarecer el asunto. Algunas están oficialmente aceptadas. Otras, son meras especulaciones. Se encrudece el dilema al no haber exactitud histórica.
A mediados del siglo XX, el folclorista estadounidense Richard Dorson creó el neologismo “Fakelore” para referirse a aquellas creaciones que se presentan como tradición cuando en realidad son productos falsos o inventados. Aunque inicialmente lo hizo con la intención de hacer una clara división entre Folclore y Fakelore , no es algo fácil de realizar: los cuervos de la Torre son un ejemplo de ello. ¿Se debe restar autenticidad a la leyenda por no ser históricamente precisa? Se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo, adaptándose a la propia tradición británica. ¿Es motivo de que pierda su valor?
Como veremos a continuación, la presencia de los cuervos ha conseguido conectar la propia fundación del monumento con la época victoriana y la actualidad, reflejando todos los cambios históricos. Tanto es así, que está profundamente integrada en la mente del público, entendiéndose como un mito nacional.
La versión más popular y extendida, la que aparece en cualquier web de turismo, es la protagonizada por el rey Carlos II que reinó Inglaterra entre 1660 y 1685. Era un amante de la astronomía y solía divisar el cielo junto a su astrónomo real. Cansado de que los cuervos le impidieran ver, estuvo tentado de echarlos. Fue el astrónomo quien se opuso, alegando que la Torre y su reinado caerían si lo hacía. Finalmente, trasladó el observatorio a Greenwich y mantuvo por decreto seis cuervos. Sin embargo, algunos no apoyan esta teoría.
Boria Sax, profesor y escritor especializado en la relación entre ser humano y el mundo natural , ha investigado este asunto en profundidad. Acudiendo a registros y libros antiguos, las primeras referencias documentadas de cuervos en la Torre que encuentra datan de 1883 a 1904. Apuesta a que llegaron aproximadamente en esa época a manos de los Condes de Dunraven. Una versión defiende que para ellos, los cuervos tenían un profundo simbolismo cuyas raíces se extienden a un antiguo cuento galés perteneciente a la obra Mabinogion , que tiene como protagonista al gigante Brân The Blessed o Brân el Bendito ( Brân significa cuervo o corneja en galés).
Cuenta la leyenda que su hermana se casa con el jefe de un clan irlandés con el fin de conseguir la paz entre Gales e Irlanda. Sin embargo, su marido la maltrata e informa de su situación a su hermano, el cual no tarda en reunir un ejército e invadir Irlanda.
Tras una cruenta batalla, Brân resulta herido de gravedad y antes de morir hace una petición: que le corten la cabeza, la lleven de vuelta a Britania y la entierren en una colina específica, mirando hacia la Galia. Para los celtas, la cabeza posee poderes sobrenaturales ( incluso después de la muerte) , creen que es donde reside el alma y funciona como elemento de culto y protección. Acorde a la saga, la colina donde fue enterrada la cabeza no es otra que Tower Hill. Quizá los condes desearon mantener viva la leyenda a través de los cuervos, simbolizando a Brân que protegería al reino de futuras invasiones y de su posible destrucción. El día en que fuera desenterrado ( o los cuervos expulsados) sería el fin de la nación.
Otra versión prescinde del simbolismo y señala que los cuervos aportados por los condes tuvieron una finalidad meramente estética, como complemento a los cuentos de horror, fantasmas y decapitaciones ( como la de Lady Jane Grey o Ana Bolena). Las primeras representaciones de córvidos en la Torre frecuentan la zona de ejecución, observando expectante el tétrico patíbulo. Podría tratarse de una tradición nacida en la era victoriana, algo así como un mito moderno.
Aunque a priori puede sonar bastante mal, es una práctica relativamente frecuente, especialmente en épocas de transición o cambios sociales fuertes. Sirven para fomentar la cohesión social, promover creencias y dar sensación de continuidad. La Revolución Industrial y la era victoriana supusieron un caldo de cultivo idóneo para estas prácticas, especialmente entre los británicos que sentían una sensación de nostalgia por una vida más estable y sencilla.
También nació entonces su misticismo característico y la tendencia a enfatizar las pasiones y actos sangrientos que allí tuvieron lugar. No parece tan descabellado teniendo en cuenta que la propia Torre en si misma, tal y como la conocemos , es una fantasía victoriana de la Inglaterra Tudor. Los cuervos aportan un ambiente de cuento: mágico y atemporal, lo que podría dar una sensación de estabilidad dentro del tumulto de la época. Además , escritores como Edgar Allan Poe o Natsume Soseki, escribieron obras relacionadas con cuervos, lo que aumentó el interés del público por ellos.
Algunos apuestan porque fue durante la II Guerra Mundial cuando nació la leyenda. Los cuervos eran utilizados como observadores no oficiales de aviones y bombas enemigas. Después del enfrentamiento, pocos sobrevivieron y el público entró en pánico cuando los dos últimos se escaparon. Justo antes de que la Torre volviera a abrirse en 1946, trajeron nuevos ejemplares para la inauguración.
A día de hoy no se concibe la Torre sin sus cuervos. Para muchos, suponen el alma de la nación. Sin embargo, pocos se preguntan si su presencia es fortuita, legendaria u obligatoria. ¿Realmente viven libremente?
Tengamos en cuenta que , cierta o no, la leyenda habla de la caída de Inglaterra, de la Torre y de la monarquía , además de suponer un atractivo turístico y comercial. El Ravenmaster, además de mantener en buen estado a los córvidos, también recorta sus plumas de vuelo, lo que les permite moverse con relativa libertad dentro del recinto pero les impide volar muy lejos. Los embelesados turistas quedan prendados de su comportamiento casi humano, seducidos ante la idea de que están allí por propia voluntad, olvidando que en cierta forma son cautivos de una leyenda congelada en el tiempo. Quizá es momento de devolverles su libertad ¿Qué sentido tiene tratar de evitar lo inevitable? Volver inamovible lo que debe estar en continuo cambio, adaptarse a la actualidad.
A fin de cuentas, es lo que ocurrió en el pasado. ¿Por qué no puede volver a ocurrir? Facilitar el establecimiento de colonias sin necesidad de obligarlas. Observar su comportamiento. Y en definitiva, aceptar lo que el futuro pueda aportar a la leyenda.
Bibliografía
Reed, M. (1987). Ravens at the Tower of London. AFA Watchbird, 14(3), 44-46.
Sax, B. (2019) Cuervo. Naturaleza, historia y simbolismo. Ed Siruela, Madrid 2019
Sax, B. (2007) How Ravens Came to the Tower of London, Society & Animals, 15(3), 269-283. doi: https://doi.org/10.1163/156853007X217203
Sax, B. (2010) The Tower Ravens: Invented Tradition, Fakelore, or Modern Myth?, Storytelling, Self, Society, 6:3, 231-240, DOI: 10.1080/15505340.2010.504413
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